lunes, 14 de enero de 2013

Las Redes Sociales.

No dedicaré esta entrada a explicar cuáles son las principales Redes Sociales y las posibilidades que ofrece cada una de ellas, porque creo que es algo que ya está bastante recurrido y explicado de sobra. Por eso ofreceré una perspectiva diferente sobre el tema, una perspectiva basada en mi experiencia.

A menudo me he encontrado con la situación de que los adultos no dejan de repetir que los jóvenes estamos todo el día metidos en el Tuenti, en el Facebook o en el Twiter, alegando que es un obstáculo para nuestra sociabilidad, o que no nos deja saber qué hacer si no disponemos de Internet o de un ordenador. También he oído más de una vez comentarios acerca de los peligros que corren los niños al navegar por Internet, del miedo de los padres a las influencias negativas que a sus hijos puedan inculcarles por las Redes Sociales, etc. Comprendo su perspectiva, pero precisamente porque la comprendo, sé por qué ocurre y se me ocurren posibles soluciones.


En muchas ocasiones, este tipo de miedos y comentarios vienen propiciados por la falta de conocimiento de estas Redes por parte de los adultos. Si se parasen a comprender cada una de las funciones, cada una de las posibilidades y de los riesgos de las Redes Sociales y las diferentes comunidades virtuales, el miedo se transformaría en ganas de guiar.

Si se diesen cuenta de que la mayoría del tiempo que los jóvenes emplean en las Redes Sociales es para hablar con sus amigos, se pararían a pensar si el problema de socialización está en el propio hijo o está en los padres, porque quizás los padres están coartando el tiempo que los hijos pasan en la calle con sus amigos (ocasionado por otro tipo de miedos), etc. Y esto es algo que, indudablemente sucede en comparación con años atrás: los niños pasan menos tiempo en la calle con sus amigos, y no me atrevería a afirmar que eso ha sido consecuencia de la aparición de las videoconsolas o los ordenadores, sino que creo que se debe en mayor medida a la aparición de miedos en los padres. Además, los tiempos han cambiado y las costumbres de la gente joven son diferentes a las de la juventud de los que ahora son adultos, lo que ocasiona incertidumbre, que es el alimento preferido del miedo.


Si los padres se interesaran por el funcionamiento, las ventajas e inconvenientes de las Nuevas Tecnologías y las Redes Sociales, podrían educar a sus hijos en ese ámbito... pero en muchas ocasiones se les escapa y no saben poner más que restricciones infundadas que solo sirven para que sus hijos contengan y acumulen los impulsos de explorar y experimentar las posibilidades que los avances tecnológicos les ofrecen.

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